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Corrupción y calidad en la universidad pública mexicana. El velado imperio de la política
(pp. 50-65; DOI: 10.23692/iMex.24.4)

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Philippe Dautrey

Philippe Dautrey es titular de una Maestría en Ciencias Económicas por la universidad de Aix-Marseille (Francia), una Maestría en Idiomas y Civilización por la universidad de Lille (Francia) y un Doctorado en Estudios Hispánicos por la universidad de Paris (Francia). Sus intereses investigativos incluyen 1> modelos de desarrollo en España y América Latina (especialmente en México); 2> sociedad y conocimiento en España y México y 3> política y cultura en América Latina (especialmente en México). Sus más recientes artículos: «Mutaciones de la sociedad y cohesión social. El caso mexicano» en Diálogos Latinoamericanos, Universidad de Aarhus, Dinamarca (2018); «México: ¿Fin de la democratura?» en Anuari del Conflicte Social, Universidad de Barcelona, España (2019) y «Conocimiento, economía y sociedad en México. Un difícil maridaje» en Diálogos Latinoamericanos (2019).

Following the mexican revolution (1910-1917), a corporatist regime settled. Its main characteristics have been the preeminence of political power over all aspects of society and its corollary; corruption. In the eighties, the regime embraced neoliberalism and its management principles, which extended to the public universities. Besides having distorted the autonomy they have had, these institutions have perpetuated the detrimental practices of the old regime, such as the “spoils system”. Eventually, autoritarism and corruption have affected the formation of teams of academic staff as well as academic quality. But, instead of addressing those issues, the burocratic politicians –the true power in the public universities– develop strategies of legitimization that relegate quality to a secondary position. They have not yet implemented change as undertaken by the progressive government elected in 2018.

A raíz de la revolución mexicana (1910-1917), se instauró un régimen corporativista cuyos rasgos principales continúan siendo el dominio del poder político sobre las demás esferas de la sociedad y su corolario, la corrupción. En los años ochenta el régimen adoptó el neoliberalismo y sus principios en materia de gestión, que se extendieron a las universidades públicas. Además de haberse desvirtuado la autonomía de la que gozan, las mismas siguen perpetuando las prácticas perjudiciales del antiguo régimen, como el spoils system. Finalmente, el autoritarismo y la corrupción repercuten en la formación de los equipos de profesores y en la calidad académica. En vez de remediarlas, los políticos burocráticos –quienes representan el verdadero poder en las universidades públicas– despliegan estrategias de legitimación, relegando la calidad a un segundo plano. Aún no han materializado el cambio llevado a cabo por el gobierno progresista electo en 2018.